Hasta 1999, la ciudad de General Roca no contaba con una normativa sistematizada para ordenar el uso de suelo urbano y rural. Este motivo gatilló la crisis económica en la década del 90 en el Alto Valle, que se reflejó en parte por el aumento de barrios marginales en la periferia de la parte norte del canal de abastecimiento de agua principal, que precisamente era la zona que era utilizada en la actividad fruti hortícola, por lo cual eran zonas geomorfológicamente inestables y en donde no se contaba con servicios básicos ni infraestructura necesaria, para permitir el uso residencial. Sus habitantes en general provenían de un estrato socioeconómico bajo, los cuales no tenían acceso a un hábitat de calidad. Este problema también se presentaba en núcleos dispersos cercanos a tierras productivas utilizadas en la agricultura, lo que trajo consigo el abandono de estas áreas rurales por parte de los agricultores. Esto generó un mayor conflicto entre los sectores productivos y residenciales.
Este problema involucra tanto una dimensión temporal y en una escala local, por la falta de una debida planificación urbana rural que normará el uso del suelo, lo que se explica por la inoperancia del aparato público que no era capaz de dar respuesta a las problemáticas antes mencionadas. También considera una dimensión social, ya que esta serie de problemas a que se veían expuestos una gran cantidad de población, en especial de escasos recursos, produjo un llamado de alerta para una gama de organizaciones públicas y privadas, que comenzaron a promover un nuevo plan que solucionará de una vez por toda la situación precaria en que se encontraba una parte de la población de General Roca. Según Santos “por ser diferentes, los pobres abren un debate nuevo, inédito, a veces silencioso, a veces ruidoso, con las poblaciones y las cosas ya presentes” [1]. No menos importante resulta ser la dimensión territorial, porque este problema radica por una falta de normativas en relación al uso del suelo, lo que produjo un aumento de población en zonas rurales dedicadas eminentemente a la agricultura, siendo la actividad económica más importante de la ciudad.
Modelación: Dimensión Territorial-Social-Temporal, dado en una Escala Micro.
En diciembre de 1999, la Municipalidad de General Roca promovió un nuevo modelo para las políticas públicas, abierto a la participación de organizaciones. "Los sistemas de poder, inherentes a la acción de las grandes organizaciones, desempeñan una función importante en la construcción de las estructuras organizativas "[2].
Si bien la iniciativa partió de la administración municipal, la articulación con el proceso de De Sur trajo consigo el Foro De Sur, instancia que estaba conformada por más de 30 entidades públicas y privadas, que formularon este plan, y que permitió la participación directa de organizaciones y vecinos en la administración local, que pese a no tener experiencia en este tipo de acciones, tomaron un papel activo en este proceso que generó una capacidad de autogobierno y de toma de decisiones.
En Junio del año 2000 se da inició a esta nueva iniciativa que entre sus prioridades contaba con ordenar el hábitat y el crecimiento de la ciudad, considerando la actividad productiva, uso residencial, especulación inmobiliaria y la desigualdad en el acceso legal de suelo por parte de los sectores vulnerables; y generar herramientas con el fin de una mayor desarrollo de la ciudad y una administración participativa del hábitat. Este plan se consideró como una oportunidad de mejorar todos aquellos aspectos negativos que se habían arrastrado desde la década del 90, por la irresponsabilidad de aquellos que estaban a cargo de la planificación de la ciudad en esos años.
Esta modelación se realiza en base a una dimensión territorial, con una escala local que consideraba a la ciudad como eje de nuevas propuestas que irían en directo beneficio de ella, con el fin de terminar con los problemas que acarreaba una falta de planificación urbana y rural en General Roca. Además queda de manifiesto que junto a esta dimensión territorial se presenta una social en torno a la multiplicidad de actores que se ven involucrados en la realización de esta iniciativa que condujeron a un mejor funcionamiento en el marco de un crecimiento y desarrollo de la ciudad.
Acción: Dimensión Territorial-Social. Escala Micro a Meso.
El Plan Director Roca (PDR) en la ciudad generó una serie de mejoras en torno a las condiciones de vida de las personas, en la inclusión de múltiples actores entre los que destaca la organización social e instituciones y en la capacidad institucional en el ámbito local. Junto a estas mejoras se lograron cambios en las estrategias políticas y locales, en el uso y la asignación de los recursos humanos, técnicos y económicos, en la toma de decisiones fomentando la organización de los vecinos en asociaciones, con el consiguiente cambio en el comportamiento y las actitudes de la población, porque adquirieron mayor injerencia a la hora de tomar decisiones en el plano territorial.
Queda de manifiesto que la dimensión territorial es la que adquiere mayor relevancia, mediante un proceso de multiescalaridad. Según Santos “la palabra escala debería estar reservada al área de incidencia y en ese sentido se puede decir que la escala es un dato temporal y no propiamente espacial; o aún mejor; que la escala varía con el tiempo, ya que el área de incidencia viene dada por la extensión de los acontecimientos” [3]. En este sentido producto de los efectos positivos que logró el PDR, como herramienta para dar solución a una serie de problemáticas en torno a la planificación urbana rural que tuvo implicancias no sólo en el ámbito territorial, sino que también en el plano social, por lo cual comenzó esta iniciativa comenzó a repetirse en una serie de ciudades del entorno de General Roca, y en ciudades de gran tamaño poblacional, como por ejemplo, Neuquén, Buenos Aires, Rosario y Comodoro Rivadavia.
En definitiva el Plan Director de Roca, a nivel local produjo una gran incidencia, por las características mencionadas anteriormente, generando extrapolación, en forma de reacciones en cadena en una gama de ciudades del resto del país en una escala meso.
“Esa combinación de fines y de medios, de objetivos finales y objetivos intermedios, cambia a lo largo del tiempo. Por ello, también cambia la superficie de incidencia, el área de incidencia, la situación y su extensión. Vista de ese modo, la escala es un límite y un contenido que está cambiando, al calor de las variables dinámicas que deciden el devenir regional o local. Así las situaciones geográficas se crean y se recrean” [4].
Bibliografía:
Planificación participativa del hábitat de General Roca: PDR (Argentina). [en línea]. Disponible en la World Wide Web: http://habital.aq.upm.es/bpal/onu04/bp2496.html
[1] Santos, M. La Naturaleza del Espacio. Editorial Ariel. Barcelona. 1° edición. 2000. [citado 22 de Mayo de 2009]. p.277
[2] Santos, M. La Naturaleza del Espacio. Editorial Ariel. Barcelona. 1° edición. 2000. [citado 22 de Mayo de 2009]. P 229
[3] Santos, M. La Naturaleza del Espacio. Editorial Ariel. Barcelona. 1° edición. 2000. [citado 22 de Mayo de 2009]. P.128
[4]Santos, M. La Naturaleza del Espacio. Editorial Ariel. Barcelona. 1° edición. 2000. [citado 22 de Mayo de 2009]. p.128